cuando en 1993, gabriel orozco presentó su "caja de zapatos vacía" en la bienal de venecia (considerada la más importante en la actualidad), generó cierta inquietud y rechazo por una parte del público; mientras que por otra, era elevado a la genialidad.
gabriel orozco trabaja, como él mismo lo define, en "las fronteras y sus contradicciones", donde el objeto artístico y su significado va más allá de la forma o de su primera lectura interpretativa, sino al cuestionamiento de las acciones implícitas al momento de "crear" arte.
el pasado 25 de abril la galería kurimanzutto (de la cual orozco es fundador), inauguró en su recién espacio establecido -por así decirlo, ya que se caracterizaba de ser nómada- una exposición de orozco conformada por intervenciones a ready mades proporcionados por la madre naturaleza como lo son nopaleras secas, maderos, troncos, granito, entre otros materiales.
en esta exposición, su lenguaje ha evolucionado a estadios más introspectivos, mágicos, místicos. una especie de melancolía existencial que bien define la actual era en la que se encuentra la historia del hombre.
como si fueran cartas astrales que intentan, de una maneja silenciosa pero tajante, comunicarnos un mensaje concreto... tal vez la vuelta necesaria a lo divino, o la comunión que hemos perdido con el todo a causa del avance deshumanizado que la sociedad misma está produciendo y autoinduciendo.
las nopaleras con formas humanas, secas; troncos que al ser seccionados revelan religiosos mensajes, maderos que muestran colores en código sobre un fondo dorado. la cosmovisión de orozco está presente en claras referencias a formas propias de huicholes, mayos, yaquis, kikapues, entre otros pueblos indígenas americanos. raíces con ojos omnipresentes que sentencian lo banal de los tiempos hipermodernos que disfrutamos o adolecemos.
salí inquieto y en cierta medida, agradecido. una vez más, gabriel orozco lograba en mí la introspección y el cuestionamiento; revelando una tristeza que tan sólo es comparada con el vacío que contiene su "caja de zapatos vacía".
eliud nava.